Cuáles son las diferentes conflictos que pueden surgir 1. Los inconvenientes de los socios capitalistas “Es frecuente recurrir a la búsqueda de un socio capitalista antes de montar una pyme. Pero si es una empresa de trabajo personal intensivo, llega un momento en el que el socio capitalista estorba”, asegura José María Vasallal, presidente del Grupo Desarrollo Organizacional.Consejo: “Conviene acordar de antemano con el socio capitalista que, transcurrido un periodo de tiempo, se retirará de la empresa”, según opina Vasallal. “Es lo que hacen las empresas de capital riesgo”, apunta Claudio Brugueras de AGM Abogados.2. No clarificar de antemano lo que cada uno espera del otro “Las expectativas vitales y profesionales cambian y llega un momento en que un socio se desvía de otro”, afirma el presidente de Desarrollo Organizacional.Consejo: Vasallal opina que es imprescindible elaborar un protocolo de actuación para constituir una empresa. Estos protocolos son una pequeña constitución de normas y actuaciones que todos los miembros de la empresa deben acatar. Hay que anteponerse a todas las posibilidades de conflicto que puedan surgir más adelante y definir la actuación que seguiremos. Vasallal ilustra esta apreciación con un ejemplo: “En las empresas familiares es frecuente que surjan suspicacias entre unos miembros familiares respecto a otros. Lo primero que hay que determinar es qué miembros de la empresa conviene que trabajen como gestores y qué miembros van a participar como propietarios. No necesariamente la empresa tiene que representar la posibilidad de trabajo para todos ellos. En segundo lugar, incluso para las personas que tienen capacidad para trabajar como gestores y propietarios de la empresa, es recomendable que trabajen un mínimo de tres años en otras empresas con el fin de adquirir experiencia suficiente para saber solucionar los posibles problemas que surjan en la empresa y saber distinguir si son de índole familiar o empresarial”. 3. Tu socio quiere introducir a otro socio más en la empresaHay que tener cuidado cuando uno de los socios pretende que se incorpore otro nuevo a la empresa. “Pueden surgir problemas dependiendo de los porcentajes que ostenten cada uno. Si hablamos de una relación al 50% entre dos socios A y B y uno de los socios (B) pretende que cada uno ceda un 10% a un socio nuevo (C), la empresa quedaría así repartida: el 40% para A, 40% para B y 20% para C. La relación inicial se ha desequilibrado y el socio B y el socio C manejan ahora el 60%, con lo que tienen capacidad par dirigir el rumbo que quieran darle a la empresa. Si hay buenas intenciones no hay problema, pero en caso contrario, el socio A se quedaría en minoría”, describe Vasallal. Consejo: Para mantener el equilibrio inicial, puedes proponerle a tu socio que reparta su parte con el tercer socio en cuestión, de esta forma tú mantienes tu 50% en la empresa y ellos un 25% cada uno, aconseja el consultor. 4. Tu socio solicita dinero porque tiene problemas financieros La empresa no puede convertirse psicológicamente en un fondo de reserva para ninguno de los socios, asevera Vasallal, porque eso puede servir de precedente para situaciones posteriores. Por ejemplo, si el otro socio se encuentra en una situación similar se va a considerar con todo el derecho de reclamar un préstamo igual que el el primero. La empresa necesita tener una tesorería. Consejo: “Es más recomendable conceder un préstamo personal fuera de la empresa, si este socio te merece suficiente confianza. Si esto no fuera posible y finalmente llegáis a la conclusión de que sea la empresa la que fíe, habrá que plantearlo con las máximas garantías, de la misma manera que si se estuviese acudiendo a una entidad financiera. Pero insisto en que hay que evitar al máximo posible que la empresa se convierta en un prestamista”, opina Vasallal. En la misma línea se define Brugueras. “No es aconsejable mezclar temas personales y profesionales. Y lo que nunca hay que hacer es hipotecar bienes de la empresa para que un socio tenga dinero, porque se corre el riesgo de que si,llegado el caso, embargan ese bien, la empresa pueda quedarse sin actividad”, advierte el abogado.5. No cumple con sus obligaciones A veces, un socio tira del otro y esto es lógico y normal en el funcionamiento de una empresa a dos o más bandas. El problema aparece cuando la actitud pasiva es persistente. Entonces habrá que determinar porqué está ocurriendo. Consejo: Si las causas de su actitud proceden porque cree que no encaja con el perfil que se le ha encomendado dentro de la empresa, quizá conviene redefinir sus obligaciones. Si está atravesando una crisis personal, apóyale. Seguramente, es una situación pasajera que superará una vez haya solucionado el problema personal. Pero si es por incapacidad o persiste en su actitud, la mejor opción es que salga de la empresa y optes por comprar su parte.6. Un conflicto de infidelidad Desde mi punto de vista cada vez es más frecuente que se produzca lo que podríamos llamar infidelidad entre los socios, dice Vasallal. “Igual que pasaría con una relación de pareja, cada vez es más difícil mantener el equilibrio entre dos socios. En un mundo en el que los inputs y los estímulos son cada vez más variados aparecen continuamente nuevas posibilidades o amenazas. Sobre todo cuando en la empresa aparecen problemas o no va tan bien como en un principio se esperaba. El problema es todavía mayor si uno de los socios tiene una vida oculta que no se conocía, como por ejemplo, que pertenezca a una empresa competidora a la que esté desviando clientes y lo que pretenda es dar el salto a esa segunda empresa dejando la vuestra en la estacada”, añade el experto.Consejo: Aquí entra en juego el conocimiento previo que debes tener de la persona con la que te vas a asociar y su ética personal. “Es fundamental conocer a fondo cómo es el socio: infórmate por terceros o con alguien que haya tenido algún tipo de convivencia profesional con él. Puedes pedir informes de cómo ha sido la actuación profesional de esa persona en otra empresa”, aconseja Vasallal. Brugueras recurre, una vez más, a las cláusulas que se pueden incluir en los estatutos y que deben indicar que se podrá excluir a aquel socio que realice competencia desleal a la empresa. “El socio administrador lo tiene expresamente prohibido por ley”, aclara. 7. Tu socio tiene mal carácter Hay que tener en cuenta que la vida en sociedad de una pequeña o mediana empresa conlleva muchas horas de convivencia entre los socios, por lo que no es lógico tener que aguantar a personas de mal carácter o maleducadas, que no te guardan el mínimo respeto día tras día. Consejo: Cuando uno busca un socio lo primero que tiene que valorar es qué tipo de personalidad tiene, dicen los expertos consultados. Si tiene desequilibrios emocionales, no lo elijas como socio,afirman tajantes.Simuestra una actitud colérica sólo en determinadas circunstancias, deja que se desahogue sin interrumpirle. Escucha las causas de su ira, busca una solución común y puede que así se calme, quite importancia al asunto y reconozca su error. Pero déjale claro que no estás dispuesto a tolerar situaciones tensas y violentas continuamente. Puede expresar sus opiniones, pero siempre con respeto. 8. Si tu socio se inmiscuye en tu trabajoPuede que en un determinado momento, tu socio vaya más allá de las responsabilidades propias que en un principio tenía encomendadas y al sentirse parte integrante de la empresa, se crea con el derecho de actuar sobre áreas que son de tu competencia o de decirte cómo tienes que ejercer tus funciones. Es lo que le pasó a Juan C., propietario de un estudio de tatuajes y piercing con su anterior socio. “Éramos trabajadores del estudio. Yo me dedicaba al tatuaje y él se dedicaba al piercing y ganábamos cada uno un porcentaje de nuestra actividad. Cuando el dueño del estudio decidió venderlo, compramos el negocio al 50%, continuamos como trabajadores y decidimos repartir beneficios al 50%, pero pasado un tiempo y viendo que la actividad de los tatuajes reportaba más dinero que la del piercing, mi socio decidió aprender a tatuar él también y entonces empezaron los problemas. Sentí que estaba invadiendo mi espacio”, cuenta Juan C.Consejo: Como medida preventiva y para evitar que uno de los socios rebase el límite de las funciones que se le han asignado e intente “invadir” un terreno que no es de su competencia, los expertos insisten en el hecho de dejar definidas de antemano las áreas específicas y el trabajo que van a desempeñar cada uno de los socios. ¿Cómo y dónde definir las funciones específicas de cada uno? Brugueras responde: “Se pueden fijar las responsabilidades en el contrato de trabajo que se firme con la empresa como director general, comercial, etc. o se puede incluir una cláusula en los estatutos de la empresa que determine las funciones que va a desempeñar cada socio. De esta forma, se podrá excluir al socio en caso de que incumpla sus funciones”. Según Vasallal, “si los socios son también trabajadores de la empresa, tienen que tener muy claro que como trabajadores tienen unas funciones y no deben salirse de ellas y como socios tendrán derecho a discutir sobre decisiones o formas de actuar que afecten a la empresa. En el momento que uno de los socios rebase esas funciones habrá que debatir y gestionar el problema y si previamente se han definido las responsabilidades propias de cada uno, esto facilitará una rápida resolución del conflicto”. 9. El socio quiere venderte su parte de la empresaDiversos motivos pueden llevar a tu socio a querer venderte su parte de la empresa: puede que la empresa no vaya todo lo bien que él pensaba, quiere orientar su carrera en otro ámbito, quiere continuar su camino empresarial en solitario o con otras personas, etc. En estos casos, suelen aflorar desacuerdos debido a que el que vende pide mucho más de lo que pagó en su momento. “Mi anterior socio pretendía que por su parte de la empresa le pagase una cantidad desorbitada”, cuenta De Dorremochea. Una situación parecida vivió Juan C.: “Mi antiguo socio me pedía la misma cantidad que nosotros dos pagamos al dueño del negocio en su momento. Es decir por el 50% de la empresa tenía que pagar el 100%”. Consejo: Hay muchos modelos de valoración de empresas pero cualquiera de ellos puede estar sometido a un matiz totalmente subjetivo. En los dos casos anteriores, la salida que tomaron cada uno de los empresarios fue diferente. Noel optó por disolver la empresa y partir de cero con su nuevo socio. Juan, en cambio, pagó el precio que pedía su socio. “Al fin y al cabo, yo sabía que la empresa marchaba bien y que tras un periodo de tiempo podría recuperar la inversión”, cuenta el empresario.